Elegir bien una silla de oficina es importante sobre todo para nuestra espalda, pero también para otros aspectos de nuestra salud como las articulaciones o la circulación sanguínea. Según los datos que recogió en 2007 la Quinta Encuesta Europea de condiciones de Trabajo, realizada por la Agencia Europea para la Salud y la Seguridad en el Trabajo, más de la tercera parte de los trabajadores sufre dolores de espalda, y este es el problema de salud que más costes supone para ellos, así como la segunda causa de visita al médico y el tercer motivo de cirugía.
La encuesta de la Agencia Europea para la Salud y la Seguridad en el Trabajo no se ceñía al ámbito de las oficinas, sino que ponderaba el riesgo de todo tipo de trabajos físicos. Pero sí dejaba claro que una vez producida una lesión de espalda, el riesgo de reincidencia se disparaba y aumentaba la importancia de las condiciones de trabajo para evitar que el mal se cronificara.
Qué es importante en una silla de oficina
Asiento: Es muy importante que sea regulable en altura, ya que podremos fijar la posición de nuestro torso respecto a la mesa de trabajo. Si la silla queda demasiado baja, sufrirá nuestra zona lumbar. Si es demasiado alta, forzaremos las vértebras y músculos de la parte dorsal y el trapecio. También debe permitir modificar su colocación respecto al respaldo para que nuestro abdomen no se vea comprimido, lo que nos causaría problemas de circulación y digestivos. En cuanto al tamaño, debe ser lo suficientemente ancho como para que podamos sentarnos holgadamente en la parte central y tengamos espacio alrededor. Además, la parte delantera del asiento debe estar inclinada hacia abajo para que no nos oprima la parte posterior de las rodillas ni dificulte la circulación de las piernas.
Respaldo: Es una de las partes más importantes de la silla. Debe ajustarse a la espalda y ofrecer un apoyo en la zona lumbar. Es aconsejable que sea regulable en inclinación y que la silla ofrezca la posibilidad de regular su firmeza y su fijación o movilidad del respaldo. A este respecto, los respaldos vasculantes son buenos para jornadas que no excedan las cinco horas, pero si vamos a estar más rato, mejor que probemos con sillas sincronizadas, donde el respaldo vascula a la vez que el asiento se desliza adelante o atrás, con lo que nunca entramos en posturas de compresión de la columna ni el abdomen.
Altura de respaldo: Es muy recomendable que la altura sea regulable y que el respaldo tenga una longitud suficiente como para poder cubrir al menos toda la espalda. Algunos modelos permiten añadir un reposacabezas en la parte superior que ayuda a descansar las vértebras de la zona dorsal sin someter la columna a excesivas torsiones.
Apoyabrazos: Deben permitirnos mantener una postura cómoda, con los brazos formando un ángulo de 90º mientras escribimos en el ordenador, a la vez que sirven de apoyo en los codos y antebrazos. También son útiles para facilitar la incorporación y deben ser lo suficientemente resistentes para soportar nuestro peso al levantarnos de la silla. Por otro lado, es aconsejable optar por modelos que nos permitan variar la altura y posición de los apoyabrazos, así como regular su separación con el asiento de la silla. No deben en ningún caso oprimirnos las caderas ni tampoco impedir que podamos colocarnos cerca de la mesa.